jueves, 26 de junio de 2014

La Molienda (Epílogo)

Un Jeep Willys modelo 48 de color rojo recorría la carretera, empantanada por el aguacero que había caído en el amanecer. Dentro de él, el conductor les contaba a sus dos acompañantes algo que le parecía muy extraño en la venta de la propiedad de Diego Gómez.

La Molienda (Capítulo VIII)

Adriana volvió al presente cuando terminó el recuerdo. Seguía arrodillada delante del altar. Miró la foto de bordes gastados que tenía sobre la mesa y donde aparecía el campesino. De repente pudo reconocer el parecido con José Restrepo, ambos, padre e hijo, eran igual de apuestos. Pero no era a él a quien buscaba, él fue sólo un medio para encontrar al hombre con la cicatriz de quemadura en el brazo, el amigo de José.

La Molienda (Capítulo VII)

Adriana, ahora desde su casa, distinguió las cuatro siluetas dirigirse a la parte baja de la finca. Había llegado el momento. Entró en el cuarto donde tenía el altar y tomó la foto enmarcada de la mujer que tenía colgando sobre la mesa.
—Hoy es el día —susurró.

La Molienda (Capítulo VI)

En la cara de todos, especialmente de los hijos y las hijas, se veía el asombro mientras José les contaba todo lo que había hablado con Fabio hacía casi un par de meses atrás. Terminó contándoles que esa noche empezarían con la cacería, omitiendo, sin embargo, los detalles del plan. La valentía de Fernando y Gustavo se sintió al instante. A pesar de haber sido los más afectados por la última aventura, no dudaron ni un segundo en apoyar a su padre en la nueva empresa.

La Molienda (Capítulo V)

El tiempo pasó sin mayores novedades. Gustavo y Fernando estaban ya completamente recuperados. Las labores de la finca se realizaban nuevamente en su totalidad y la producción de panela volvió a ser igual que antes. La familia no volvió a hablar de lo sucedido. Todos confiaban en que se habían librado de aquel mal, excepto José, quien sufría la interrogación de Fabio cada vez que iba al granero.

martes, 24 de junio de 2014

La Molienda (Capítulo IV)

Dos meses antes…

Una tormenta arreciaba sobre la capital. Estaba lloviendo desde la madrugada. La cita era a las nueve de la mañana. Ella había llegado puntal, a pesar del temporal, vestida tan elegantemente como siempre, con un vestido de ejecutiva que se ceñía a su hermoso cuerpo y con unos tacones que estilizaban aun más su figura. Tenía el cabello impecablemente recogido con una moña. A sus 39 años era aún tan hermosa como lo había sido desde la juventud.

domingo, 22 de junio de 2014

La Molienda (Capítulo III)

Los días siguientes José vio incrementado su trabajo. Debido a la falta de Gustavo y Fernando, que se estaban recuperando bien, pero que aún estaban muy débiles para el exigente trabajo en el campo. José tuvo que multiplicar sus esfuerzos para mantener la finca a flote. La producción de panela se redujo a menos de la mitad,

miércoles, 18 de junio de 2014

La Molienda (Capítulo II)

Faltaba poco más de media hora para la media noche. José y sus hijos se encaminaban ya hacia la molienda.
—¡Papá! —llamó Marina desde la puerta de la habitación que compartía con su hermana.
 José se detuvo y volteó a mirar. La pequeña venía corriendo hacia él.

lunes, 16 de junio de 2014

Delirio V

Recuerdo que abrí la puerta y que estabas ahí, de pie, dándome la espalda. Luego desperté en mi cama, con un fuerte dolor de cabeza, sin saber cómo llegué allí. Me palpo, pero no siento ningún golpe. El teléfono no para de sonar, el real, no el del sueño. La gente se preocupa

La Molienda (Capítulo I)

Inés se encontraba en la cocina, preparando el almuerzo, cuando sintió que su corazón se aceleró al escuchar a Marina llamándola a gritos.
—¡Mamá! ¡Mamá!
—¡Ay, mamita! ¿Qué pasó? —Gritó Inés, respondiendo al llamado de su hija al tiempo que se asomaba por la ventana de la cocina que daba hacia la parte de atrás de la casa—. ¡Marina! ¡Marina! ¿Qué pasó? —gritó de nuevo al no verla por ninguna parte. Sólo vio