jueves, 6 de marzo de 2014

Conciencia Breve (Adaptación)

“Esta mañana Claudia y yo salimos, como siempre, rumbo a nuestros empleos en el cochecito que mis padres nos regalaron hace diez años por nuestra boda. A poco sentí un cuerpo extraño junto a los pedales. ¿Una cartera? ¿Un…? De golpe recordé que anoche fui a dejar a María a casa y el besito candoroso de siempre en las mejillas se nos corrió, sin pensarlo, a la comisura de los labios, al cuello, a los hombros, a la palanca de cambios, al corset, al asiento reclinable, en fin.

Estás distraído, me dijo Claudia cuando casi me paso el semáforo. Después siguió mascullando algo, pero yo ya no la entendía. Me sudaban las manos y sentí que el pie, desesperadamente, quería transmitir el don del tacto a la suela de mi zapato para saber exactamente qué era aquello, para aprehenderlo sin que ella notara nada. Finalmente logré pasar el objeto desde el lado del acelerador hasta el embrague.” – Tomado del cuento Conciencia Breve, de Iván Egüez.

En medio de ese ejercicio terminé frenando en seco. Claudia apenas alcanzó a poner las manos sobre la cartera del auto para no golpearse la cara. Sus preguntas empezaron al mismo tiempo que los pitazos de los coches que venían atrás.

Me hubiese gustado ser un camaleón para mirarla con un ojo a ella y con el otro mirar hacia los pedales, pero creo que me ganó lo segundo, y tan notorio fue que también ella quiso mirar. Yo no pude distinguir que era el objeto, pero Claudia sí.

—¡No lo puedo creer! —dijo enojada, muy enojada.

—Amor, no es lo que piensas, déjame explicarte. —Hoy me pregunto si esa línea le habrá funcionado de verdad a alguien alguna vez.

—¿Explicar? ¡Sí, cómo no! Yo ya no me trago tus cuentos.

Se estiró sobre mí y metió sus manos entre mis pies mientras yo me deshacía en disculpas pidiendo perdón. Ella tomó el objeto debajo del embrague y lo levanto poniéndolo frente a mi cara.

—Me volviste a mentir. Otra vez estás fumando a escondidas.

GIOVANY

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