Un
compañero del trabajo me encontró tirado en el suelo del baño de la oficina. Me
sacudió, y logró despertarme. No pude responder a sus preguntas sobre lo que me
había sucedido porque no lograba recordar nada. Nunca antes me había desmayado
y no quiero que me ocurra de nuevo, la sensación al despertar es terrible: todo
da vueltas, la cabeza duele, el cuerpo responde a duras penas y el hormigueo en
el cuerpo es fastidioso. Pero algo me dice que no será la última vez. Después
de varios vasos de agua, que aliviaron la sequedad de mi garganta, logré
ordenar mis pensamientos poco a poco e intenté recordar: Estaba lavando mis
manos, creo que silbaba, y noté un olor. Hice silencio de inmediato, reconocí
el aroma inmediatamente, levanté la mirada al espejo sobre el lavabo y estabas
ahí, de pie detrás de mí. Pero no logro ver tu cara y la cabeza me duele cuando
intento recordarla. No logro recordar ningún detalle: tu cabello, tu piel, tus
ojos, el color de tu ropa. Dijiste mi nombre y caí al suelo. ¿Quién eres?
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