Me convencí de que los demonios de mis pecados me perseguirían en mi presente y marcarían mi futuro.
Acepté con humildad que generé cuentas pendientes con el universo y decidí ponerme al día, porque conocí dentro de mí el dolor que causé a otros.
Bajé mi cabeza ante Dios en señal de arrepentimiento y Él mismo me enseñó a levantarla para seguir viviendo.
GIOVANY
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